DÍA 36 - Hecho para una misión

Hecho para una misión


"Así como me diste una misión en el mundo,
también yo se las di a ellos”.

“Lo más importante es que culmine mi misión,
la obra que el Señor me encomendó”.


     Fuiste hecho para una misión.

     Dios está trabajando en el mundo, quiere que te unas a Él. Esto es lo que él llama tu misión. Dios quiere que te tengas un ministerio en el cuerpo de Cristo y una misión en el mundo. Tu ministerio es tu servicio a los creyentes, y tu misión es el servicio a los no creyentes.

     Nuestra palabra misión proviene del latín “enviar”. Ser cristiano implica ser un enviado como un representante de Jesucristo. Jesús dijo “Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”. Juan 20:21

     Jesús claramente entendió su vida misionera en la tierra. A la edad de doce años dijo: “Debo estar en los negocios de mi Padre” (Lucas 2:49), y veintiún años más tarde, muriendo en la cruz, dijo: “Consumado es” (Juan 19:30). Como “apoya-libros”, estas dos afirmaciones enmarcan una vida con propósito, bien vivida. Jesús completó la misión que el Padre le dio.

     La misión que Jesús cumplió mientras estaba en la tierra ahora es nuestra porque conformamos el cuerpo de Cristo. Lo que Él hizo en su cuerpo físico. La Biblia dice: “Cristo nos cambió de ser enemigos en sus amigos y nos dio la tarea de hacer a otros sus amigos también”. 2 Corintios 5:18 (PAR)

LA IMPORTANCIA DE TU MISIÓN
     Cumplir tu misión en la tierra es una parte esencial de la gloria de Dios. La Biblia nos ofrece razones de por qué tu misión es tan importante.

      Tu misión es una continuación de la misión de Jesús en la tierra. Como sus seguidores, debemos continuar lo que él comenzó. Tu misión es tan importante que Jesús la repitió cinco veces, de cinco maneras realmente diferentes, en cinco libros diferentes en la Biblia (Mateo28:19-20; Marcos16:15; Lucas 24:47; Juan 20:21; Hechos 1:8). Estudia esas cinco comisiones de Jesús y aprenderás los detalles de tu misión en la tierra, cuándo, dónde, por qué y cómo.

     En la Gran Comisión Jesús dijo: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20, NVI). Esta comisión fue asignada a cada seguidor de Cristo, no a pastores o a misioneros solamente, esta es tu comisión de parte del Señor y no es optativa.

     Estas palabras de Jesús no fueron la Gran Sugerencia. Si eres parte de la familia de Dios tu misión es obligatoria y si la ignoras eres desobediente.

     Tu misión es un privilegio maravilloso. Aunque es una gran responsabilidad también es un honor increíble ser usado por Dios. Pablo dijo: “Dios nos ha dado el privilegio de motivar a cada uno a venir hacia su favor y ser reconciliados en Él” (2 Corintios 5:18, PAR). Ti misión involucra dos grandes privilegios: trabajar con Dios y representarlo. Estamos asociados con Él en la construcción de su reino. Pablo nos llamó “colaboradores” y dijo: “Estamos trabajando juntos con Dios”. 2 Corintios 6:1 (PAR)

     Jesús nos aseguró nuestra salvación, nos puso en su familia, nos dio su Espíritu y nos hizo sus agentes en el mundo. ¡Qué privilegio! La Biblia dice: “Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: “En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios””. 2 Corintios 5:20 (NVI)

     Decirle a otros cómo pueden obtener la vida eterna es lo mejor que puedes hacer por ellos. Si tu vecino tiene cáncer o SIDA y sabes cuál es la cura, sería un crimen que retuvieras esa información que le salvaría la vida. Peor aún es mantener en secreto el camino del perdón, el propósito, la paz y la vida eterna. Tenemos las buenas nuevas y compartirlas es el acto de bondad más grande que puedes mostrarle a cualquiera. La Biblia dice: “Jesús es el único que puede salvar a las personas” (Hechos 4:12, PAR). Todos necesitamos a Jesús.

     Tu misión tiene un significado eterno. Esto impactará el destino eterno de otras personas, así que es más importante que cualquier trabajo, logro o meta que encontrarás durante tu vida en la tierra. Las consecuencias de tu misión son para siempre; las de tu trabajo no. Ninguna otra cosa podrás hacer que importe tanto como ayudar a las personas a establecer una relación con Dios. Esta es la urgencia de nuestra misión. Jesús dijo: “Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4, NVI). El reloj está marcando la hora en tu vida misionera; así que no demores. ¡Inicia tu misión de alcanzar a otros ya! Tendremos toda la eternidad para celebrar con los que llevemos a Jesús, pero tenemos el tiempo contado para alcanzarlos.

     Tu misión da significado a tu vida. William James dijo: “El mejor uso de la vida es emplearla en algo que sobreviva”. La verdad es que sólo el reino de Dios perdurará, todo lo demás finalmente desaparecerá. Por eso debemos vivir con propósitos que regulen vidas, vidas comprometidas con la adoración, el compañerismo, el crecimiento espiritual, los ministerios y el cumplimiento de nuestra misión en la tierra. ¡Los resultados de esas actividades son para siempre!

     Si fallas en cumplir la misión que Dios te asignó en la tierra, entonces has desperdiciado la vida que Dios te dio. Pablo dice: “Mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. Hechos 20:24 (NVI)

EL COSTO DE CUMPLIR TU MISIÓN

     Para cumplir tu misión debes abandonar tus planes y aceptar los de Dios para tu vida. No sólo puedes “añadirlas” a todas las cosas que te gusta hacer con tu vida, debes decir como Jesús: “Padre... Yo quiero tu voluntad, no la mía” 20. Rinde tus derechos, expectativas, sueños, planes y ambiciones para Él. Dale un papel en blanco a Dios con tu nombre firmado al final, y dile que te escriba los detalles. La Biblia dice: “Ofrézcanse completamente a Dios, cada parte de ustedes... para que sean herramientas en las manos de Dios, y sean usados para sus buenos propósitos”. Romanos 6:13b (BAD)

      Si te comprometes a cumplir tu misión en la vida sin importar el costo, experimentarás la bendición de Dios en maneras que pocas personas en toda su vida han disfrutado. No hay casi nada que Dios no haría por un hombre o una mujer comprometidos a servir en el reino de Dios. Jesús prometió: “(Dios) te dará todo lo que necesitas día a día si vives para Él y haces del reino de Dios tu interés primordial”. Mateo 6:33 (BAD)
Si quieres ser usado por Dios, debes tener cuidado de lo que Dios cuida, y lo que Él más atiende es la redención de las personas que hizo. ¡Él quiere hallar a sus hijos perdidos! Nada le importa más; la cruz lo comprueba. Oro que siempre veas dónde puedes alcanzar a “uno más para Cristo” de modo que cuando estés delante de Dios, un día, puedas decir: “¡Misión cumplida!”.

DÍA TREINTA Y SEIS
PENSANDO EN MI PROPÓSITO

Punto de reflexión: Fui hecho para una misión.

Versículo para recordar: Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Mateo28:19-20 (NVI).

Pregunta para considerar: ¿Qué temores me detienen para cumplir la misión de Dios y poder terminarla? ¿Qué me detiene para hablarles a otros de las buenas nuevas?

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