miércoles, 15 de marzo de 2023

Corrige en privado, anima en público- Ps. Emmanuel Salazar

 

Corrige en privado, anima en público, un principio de Oansa aplicable para todos.
Mateo 18:15‭-‬17 LBLA
Y si tu hermano peca , ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que toda palabra sea confirmada por boca de dos o tres testigos. Y si rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia; y si también rehúsa escuchar a la iglesia, sea para ti como el gentil y el recaudador de impuestos.

En el manual del líder de Oansa expresa que debes corregir en privado y alentar en público. Esto es una verdad que no solo aplica para niños y jóvenes, sino para cualquier hermano que peca contra nosotros.
Tendemos a exteriorizar rápidamente nuestro descontento e invalidar el orden bíblico para la disciplina. Debemos entender que ese hermano, esa oveja fue comprada a precio de sangre, es también la imagen de Dios y parte del mismo cuerpo del cuál tu eres miembro.

Nadie trata con crueldad a su propio cuerpo, es por esto que la unidad en el cuerpo hace que apliquemos la disciplina como una muestra de amor.
Nuestra distorsionada sed de justicia, a veces nos hace criticar a las autoridades por Dios establecidas, queremos que el ofensor sea expuesto, queremos, como en la edad media sea quemado en la hoguera del castigo público, pero la mayoría de las veces, somos como los que querían apedrear a la adultera, nuestros pecados son argumentos suficientes para dejar las piedras al lado y permitir que el dueño de esa oveja la trate.

Juan 8:7‭-‬11 LBLA Pero como insistían en preguntarle, Jesús se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra. E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Pero al oír ellos esto, se fueron retirando uno a uno comenzando por los de mayor edad, y dejaron solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado? Y ella respondió: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Yo tampoco te condeno. Vete; desde ahora no peques más.

Entonces, ¿Juzgar o no juzgar? Claro que debemos hacerlo, pero no de manera hipócrita, eso es lo que Dios exige, sacar nuestras vigas para juzgar la paja. Recordar que somos pecadores y que debemos mantenernos íntegros para juzgar con santo juicio, este es el espíritu de los cristianos que juzgarán hasta a los Angeles. 

Una vez más reprende en privado, premia en publico.


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