sábado, 25 de julio de 2020

RAZONES PARA VIVIR GOZOSOS

Jesús dijo a sus discípulos:

Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.
JUAN15:4
Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa.
JUAN15:11





JUAN 5:1-11

 

 El paralítico de Betesda

1  Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos.
En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.
Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.
Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?
Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.
Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.
Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.
10 Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho.
11 El les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.



 En su vida en la tierra, Jesús encontró mucha oposición y sufrimientos. Sin embargo, algunos días antes de ser crucificado, explicó a los que le amaban cómo podían vivir gozosos con él:
–Dios Padre cuidaría de ellos como un viticultor se ocupa de su viña. El deseo de Dios es garantizar nuestro crecimiento para que produzcamos fruto (v. 1-2).
–El Señor iba a llevar en la cruz una vez por todas nuestros pecados para limpiarnos (v. 3).
–Los discípulos de Jesús debían tomar conciencia de que sin él no podían hacer nada que agradase a Dios. Pero confiando en él podrían hacer las buenas obras preparadas por Dios de antemano (v. 5).
–Podrían presentar sus peticiones a Dios y estar seguros de recibir una respuesta positiva para todas las súplicas hechas según su voluntad (v. 7).
–El Señor seguiría amándolos siempre y ellos tendrían que tratar de llenar sus corazones con este amor y vivirlo en el día a día (v. 9).
–Podrían servir al Padre (Dios) como el Hijo (Jesús) lo había servido, guardando todas las palabras que habían oído de él (v. 10).
Al igual que sus discípulos, a quienes poco después encontró dormidos debido a la tristeza, nosotros que creemos en Jesús quizá también hemos respondido mal a su invitación a vivir cerca de él y a gozarnos en él. Estemos más atentos a lo que Dios nos dice.

¡Tomemos aliento y gocémonos!

Lectura:
  • Isaías 61-62
  • Marcos 12:1-27 
  • Salmo 57:6-11
  • Proverbios 15:15-16

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