Hagámonos los mejores
amigos de Dios
Porque
si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos
reconciliados
con Él mediante la muerte de su Hijo,
¡con
cuánta más razón... seremos salvados
del
castigo de Dios por su vida!
Romanos 5:10
(NVI)
Dios quiere ser tu
mejor amigo.
Nuestra relación con Dios tiene diferentes
aspectos: Dios es el Creador y el Hacedor, el Señor y el Maestro, Juez,
Redentor, Padre, Salvador y mucho más (Salmos 95:6; 136:3; Juan 13:13; Judas1:4; 1 Juan 3:1; Isaías 33:22; 47:4;
Salmos 89:26). Pero la verdad más impactante es que el Dios
Todopoderoso, ¡anhela ser nuestro Amigo!
Dios nos creó para vivir continuamente en
su presencia; pero después de la caída, esa relación ideal se estropeó. Sólo
unas pocas personas en el Antiguo Testamento tuvieron el privilegio de la
amistad divina. A Moisés y Abraham se les llamó “amigos de Dios”, de David se nos dice que para Dios era “un hombre conforme a (su) corazón”, y
Job, Enoc y Noé tenían una amistad íntima con Dios (Éxodo 33:11, 17; 2 Crónicas 20:7; Isaías 41:8; Santiago2:23; Hechos 13:22; Génesis 6:8; 5:22; Job 29:4). Pero en el Antiguo
Testamento, el temor de Dios predomina más que la amistad.
Jesús cambió esa situación. Al pagar
nuestros pecados en la cruz, el velo del templo que simbolizaba nuestra
separación de Dios se rasgó de arriba abajo, como señal de que el acceso
directo a Dios estaba nuevamente abierto.
A diferencia de los sacerdotes que debían
prepararse durante horas antes de reunirse con Él, nosotros ahora podemos
acercarnos a Dios en cualquier momento. La Biblia dice que “ahora tenemos la maravillosa alegría del
Señor en nuestras vidas, gracias a que Cristo murió por nuestros pecados y nos
hizo sus amigos”. Romanos5:11 (BAD)
La amistad con Dios sólo es posible por su
gracia y el sacrifico de Jesús: “Dios nos
reconcilió por medio de Cristo nos transformó de enemigos en amigos”. 2 Corintios 5:18a (PAR)
Jesús dijo: “Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que
hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir
se lo he dado a conocer a ustedes” (Juan 15:15, NVI). La palabra amigo en este versículo no se
refiere a un conocido ocasional sino a una relación estrecha de confianza.
Es difícil imaginar cómo es posible una
amistad íntima entre un Dios perfecto, invisible y omnipotente y el ser humano
finito y pecador. Sería más fácil de entender una relación entre el Amo y el
siervo, o entre el Creador y lo creado, incluso entre el Padre y el hijo. Pero,
¿qué significa que Dios quiera ser mi amigo? Si consideramos las vidas de los
amigos de Dios en la Biblia, podemos aprender seis secretos de la amistad con
Dios. Veamos dos secretos en este capítulo y los cuatro restantes en el
siguiente.
CÓMO LLEGAR A SER EL
MEJOR AMIGO DE DIOS
Mediante la conversación constante.
No será posible desarrollar una relación estrecha con Dios si sólo asistimos a
la iglesia una vez a la semana ni tampoco si sólo tenemos un rato a solas con
Dios. La amistad con Dios se cultiva cuando compartimos todas nuestras
vivencias con Él.
Es posible mantener una conversación
continua con Él y “a la espera de su respuesta” durante todo el día,
comentándole lo que estamos haciendo o pensando en ese momento. “Oren sin cesar” (1 tesalonicenses 5:17)
implica conversar con Dios mientras realizamos las compras, conducimos el
automóvil, trabajamos o desarrollamos cualquier otra tarea cotidiana.
Existe el concepto erróneo de que “pasar
tiempo con Dios” significa estar asolas con Él. Por supuesto, conforme al
modelo de Jesús, necesitamos pasar tiempo a solas con Dios, pero eso representa
apenas una fracción del tiempo que estamos despiertos. Todo lo que hacemos
puede ser “tiempo que pasamos con Dios” si lo invitamos a acompañarnos y somos
conscientes de su presencia.
La clave de la amistad con Dios dijo, no
es cambiar lo que uno hace sino cambiar la actitud de uno al hacerlo. Lo que
normalmente haces para ti, comienzas a hacerlo para Dios; ya se trate de comer,
bañarse, trabajar, descansar o sacar la basura.
Ese es el ideal de Dios. En el Edén, la
adoración no era un acontecimiento al que había que asistir sino que era una
actitud ininterrumpida; Adán y Eva estaban en comunión constante con Dios. Como
Él está con nosotros todo el tiempo, no hay un lugar donde puedas estar más
cerca de Dios que donde te encuentras ahora mismo. La Biblia dice que Él
gobierna sobre todos: “Está sobre todo y
por medio de todos y en todos”. Efesios 4:6b (PAR)
La Biblia nos dice que debemos orar todo el
tiempo. ¿Cómo es posible hacer eso?. Una manera es usar “oraciones de aliento”
durante todo el día, como lo han venido haciendo muchos cristianos desde hace
siglos. Puedes elegir una afirmación o frase sencilla para repetírsela a Jesús
en un aliento: “Tú estás conmigo”. “Acepto tu gracia”. “Cuento contigo”.
“Quiero conocerte”. “Pertenezco a ti”. “Ayúdame a confiar en ti”. También
puedes usar pasajes cortos de las Escrituras: “Para mí el vivir es Cristo”.
“Nunca me abandonarás”. “Tú eres mi Dios”. Óralas tan seguido como sea posible
para que se graben a fondo en tu corazón. Sólo asegúrate de que la intención
sea honrar a Dios, nunca controlarlo”.
Si buscas experimentar la presencia de
Dios en todo esto, no has entendido nada. No alabamos a Dios para sentirnos
bien, sino para hacer el bien. Nuestra meta no es tener una sensación sino
conciencia continua de la realidad de que Dios está siempre presente. Ese es el
estilo de vida de adoración.
Mediante la meditación continua.
La segunda manera de consolidar una amistad con Dios es pensar en su Palabra
durante el día. Eso se llama meditación, y la Biblia repetidas veces nos
exhorta a meditar en quién es Dios, lo que ha hecho y lo que ha dicho (Salmos 23:4; 143:5; 145:5; Josué1:8; Salmos 1:2).
Es imposible ser amigos de Dios si no
sabemos lo que dice. No podemos amar a Dios si no lo conocemos, y no podemos
conocerlo si no conocemos su Palabra. Ella dice que Dios “se revelaba a Samuel
y le comunicaba su palabra”. 1Samuel 3:21
Si bien no podemos pasarnos 24 horas
estudiando la Biblia, podemos pensar en ella durante el día, recordando
versículos que hemos leído o memorizado, y reflexionando en ellos
Dios consideraba a Job y a David sus amigos
porque valoraban su Palabra por encima de todas las demás cosas, y pensaban en
ella continuamente en el transcurso del día. Job admitió: “Del mandamiento de sus labios no me he apartado, he atesorado las
palabras de su boca” (Job23:12, NVI). David dijo: “La
enseñanza del Señor es perfecta, porque da nueva vida... los preceptos del
Señor... traen alegría al corazón” y “constantemente
están en mis pensamientos; no puedo dejar de pensar en ellas”. Salmos 119:97
Los amigos comparten sus secretos, y Dios
compartirá sus secretos contigo si desarrollas el hábito de reflexionar en su
Palabra durante el día. Dios le contaba a Abraham sus secretos; hizo lo mismo
con Daniel, Pablo, los discípulos y otros amigos (Génesis 18:17; Daniel 2:19; 1 Corintios2:7-10).
Al leer la Biblia y escuchar un sermón o
una grabación, no olvides lo que escuchaste cuando te vayas. Desarrolla la
práctica de repasar la verdad en tu mente, reflexiona sobre lo que has leído o
escuchado, dale vuelta en la cabeza. Cuanto más tiempo dediques a repasar lo
que Dios dijo, más entenderás los “secretos” de esta vida que pasan
inadvertidos para muchas personas. La Biblia afirma: “Ser amigos de Dios es privilegio de quienes lo reverencian; sólo con
ellos comparte él los secretos de sus promesas”. Salmos 25:14 (BAD)
DÍA ONCE
PENSANDO EN MI
PROPÓSITO
Punto
de reflexión: Dios quiere ser mi mejor amigo.
Versículo
para recordar: “Ser amigos de Dios es privilegio de
quienes lo reverencian”. Salmo 25:14 (BAD)
No hay comentarios:
Publicar un comentario